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Talha ibn Ubaydulah

Talha ibn Ubaydulah

Ali (que Alá esté complacido con él) dijo: "He escuchado con mis propios oídos al Mensajero de Alá decir: "Talha y az-Zubayr, son mis compañeros en el Paraíso!"

Volviendo a la Meca a toda prisa después de un viaje comercial a Siria, Talha (que Alá esté complacido de él) le preguntó a su familia, "¿Sucedió algo en la Meca desde que salimos?" "Sí", respondieron. "Muhammadad ibn Abdullah alega ser un Profeta y Abu Quhafah (Abu Bakr) le ha seguido".

"Yo conocía a Abu Bakr" dijo Talha (que Alá esté complacido de él). "Es un hombre muy simpático, amable y gentil. Un comerciante honesto y justo. Le teníamos mucho cariño y amabamos sentarnos con él debido a su conocimiento de la historia y genealogía de Quraysh".

Más tarde, Talha fue a donde Abu Bakr (que Alá esté complacido de él) y le preguntó: "¿Es cierto lo que dicen, que Muhammad ibn Abdullah ha aparecido como un Profeta y que tú lo sigues?" "Sí", respondió Abu Bakr, y continuó contándole a Talhah acerca de Muhammad (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) y lo bueno que sería si él también le siguiera. Talha, a su vez le contó a Abu Bakr (que Alá esté complacido de él) la historia de su reciente y extraño encuentro con un asceta en la plaza del mercado de Busra en Siria. El asceta le dijo a Talha que alguien llamado "Ahmad" aparecerió en la Meca en esa época y que sería el último de los Profetas. También le dijo a Talha, como dice la historia, que el Profeta dejaría los recintos sagrados de La Meca y emigraría a una tierra de suelo negro, agua y palmeras.

Abu Bakr quedó sorprendido por la historia y fue con Talhah a Muhammad. El Profeta le explicó el Islam a Talha (que Alá esté complacido de él) y recitó algunas partes del Corán. Talha fue entusiasta. Le comentó al Profeta de su conversación con el asceta de Busra. Allí y en ese momento Talha pronunció la Shahada - que no hay ninguna deidad digna de ser adorada excepto Alá y que Muhammad es el Mensajero de Alá. Era la cuarta persona que había entrado al Islam por medio de Abu Bakr (que Alá esté complacido de él).

La gente de Quraysh quedó asombrada por la aceptación del joven Talhah al Islam. Quien quedó muy consternada y triste fue su madre. Tenía la esperanza de que algún día su hijo fuera el líder de su comunidad debido a su noble carácter y sus sobresalientes virtudes. Algunos de los Quraysh, ansiosos y preocupados, fueron a Talha tan pronto como pudieron para tratar de alejarlo de su nueva religión, pero lo encontraron tan firme e inquebrantable como una roca. Desesperados después de utilizar suave persuasión para lograr su objetivo, recurrieron a la persecución y la violencia. La siguiente historia fue relatada por Kharash ibn Mas'ud:

"Mientras estaba haciendo saiy entre as-Safa y al-Marwa, apareció una multitud de gente empujando a un joven que tenía las manos atadas a la espalda. Mientras se precipitaban tras de él, le llovían golpes en la cabeza. Entre la multitud había una mujer mayor que lo azotaba en repetidas ocasiones y le gritaba insultándolo. Le pregunté, “¿Qué pasa con este joven?”

“El es Talha ibn Ubaydullah. Renunció a su religión y ahora sigue al hombre de Banu Hashim.”

“¿Y quién es la mujer detrás de él?”, Le pregunté.

"Ella es as-Sabah bint al-Hadrami, la madre del joven", dijeron.

"Los de Quraysh no se detuvieron allí. Nawfal ibn Khuwaylid, apodado “el león de Quraysh”, ató a Talha con una cuerda y con la misma soga ató a Abu Bakr y luego los entregó a la ciega y violenta multitud de la Meca para ser golpeados y torturados. La experiencia compartida, sin duda, acercaron más a Talha (que Alá esté complacido de él) y Abu Bakr! Pasaron los años y los acontecimientos de gran importancia tuvieron lugar. Talhah creció en estatus soportando el dolor y el sufrimiento al ser probado en el camino de Alá, el Más Grande, y Su Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Se ganó la reputación única entre los musulmanes de ser “el mártir viviente”. El profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), también lo llamó “Talha el bueno” y “Talhah el generoso”.

El Mártir viviente”

El sobrenombre ‘el mártir viviente’ se lo ganó durante la Batalla de Uhud. Talha se había perdido la batalla de Badr. Él y Said ibn Zayd habían sido enviados fuera de Medina en una misiónpor el Profeta y cuando regresaron, el Profeta y sus compañeros ya estaban en el camino de regreso de Badr. Ellos estaban muy tristes por haber perdido la oportunidad de tomar parte en la primera campaña con el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), pero quedaron satisfechos cuando les fue dicho que tendrían la misma recompensa que los que realmente lucharon.

En la Batalla de Uhud, cuando los musulmanes cayeron en crisis en el comienzo de las hostilidades, el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) se encontró peligrosamente expuesto. Había alrededor de once hombres de los Ansar a su lado y un Muhayir: Talha ibn Ubaydullaah. El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) le gritó: “El que repela a esta gente va a ser mi compañero en el Paraíso”.

“¡Yo lo haré! Oh Mensajero de Alá”, gritó Talha.

"No, quédate en tu posición", respondió el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Un hombre de los Ansar se ofreció y el Profeta estuvo de acuerdo. Luchó hasta que fue asesinado. El Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) subió más la montaña con los asociadores todavía en estrecha persecución. “¿No hay nadie quien los combata?”, preguntó. Talha de nuevo se ofreció, pero el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) le ordenó mantener su posición. Otra persona de inmediato se dio a conocer, luchó y murió. Esto continuó hasta que todos los que lucharon por el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) fueron martirizados, excepto Talha.

“Ahora, sí”, señaló el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él), y Talha fue a la batalla. En este momento, el diente del Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) había sido roto, tenía cortada la frente, los labios heridos y la sangre corría por su rostro. Él fue drenado de energía.

Talha se sumergió en el enemigo y los alejó del Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Volvió hacia el Profeta y le ayudó a subir un poco más la de montaña y lo recostó sobre el suelo. Luego renovó su ataque y rechazó con éxito el enemigo. En esta ocasión, Abu Bakr dijo: "En ese momento, Abu Ubayda ibn al-Yarrah (que Alá esté complacido de él) y yo nos encontrábamos muy lejos del Profeta. Cuando nos acercamos a él para ayudarlo, el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) dijo: «Déjame y ve con tu compañero (es decir, Talha)."

Alí estaba Talha, sangrando profusamente. Tenía numerosas heridas, de espada, lanza y flecha. Su pie había sido cortado y había caído en un hueco donde yacía inconsciente.

A partir de entonces, el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) decía: "Quien quiera ver a un hombre que todavía camina sobre la tierra cuando su período (de vida) ha sido completado, que mire a Talha ibn Ubaydullah".

Y cuando se recordaba Uhud, Abu Bakr as-Siddiq, decía: "Ese día, ese día completo, le perteneció a Talha".

El Generoso”

Esa fue la historia de cómo Talhah ganó el título de 'el mártir viviente ". Hubieron innumerables incidentes que lo llevaron a ser llamado “Talhah el bueno” y “Talhah el generoso”.

Talha fue un comerciante inteligente y que viajó mucho al norte y sur de la península arábiga. Se dice que después de uno de sus viajes a Hadramaut, obtuvo beneficios por valor de unos setecientos mil dirhams. Pasaba sus noches ansioso y preocupado por causa de su enorme riqueza. En una noche como esta, su esposa, Umm Kulthum la hija de Abu Bakr, le dijo: “¿Qué te pasa a ti, oh Abu Muhammad? ¿Quizás he hecho algo que te ha herido?

"No", respondió Talha. "Eres una mujer maravillosa para un hombre musulmán. Pero he estado pensando desde la noche anterior: ¿cómo puede un hombre pensar en su Señor y Sustentador cuando se va a dormir con esta riqueza en su casa?"

"¿Por qué te molesta tanto?" preguntó Umm Kulthum. "¿Qué pasa con todos los necesitados en tu comunidad y todos tus amigos? Cuando te levantes en la mañana compártelo entre ellos".

"Que Alá te bendiga. Eres realmente maravillosa, la hija de un hombre maravilloso", dijo Talhah a su esposa. Por la mañana, Talha recogió el dinero en bolsas y lo distribuyó entre los emigrantes pobres y Ansar.

Se cuenta que un hombre se acercó a pedir ayuda a Talha y también mencionó algunas conexiones familiares comunes entre ambos. "Se me ha nombrado este lazo familiar antes", dijo Talhah que en realidad era conocido por su generosidad entre todos los miembros de su clan. Talha le dijo al hombre que acababa de vender un pedazo de tierra a Uthman ibn Affan de varios miles de dirhams. El hombre podría tener el dinero o la tierra que podría volver a ser comprada a Uthman. El hombre optó por el dinero y Talha se lo dio todo.

Talha fue bien conocido por ayudar a las personas que tenían problemas de deudas, jefes de familia que habían experimentado dificultades, y las viudas. Uno de sus amigos, como Saib-ibn Zayd (que Alá esté complacido de él), dijo sobre él: "Acompañé a Talha ibn Ubaydullah en distintos viajes y me he quedado con él en su casa, y no he encontrado a nadie más generoso con el dinero, ropa y alimentos que Talha." ،No extraña que fuera llamado “Talhah el bueno” y “Talhah el “generoso”!

La Batalla del Camello  

El nombre de Talhah también está conectado con la primera fitnah de la guerra civil entre los musulmanes después de la muerte del Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él). Las semillas de los problemas fueron sembradas durante el califato de Uthman ibn Affan (que Alá esté complacido de él). Hubo muchas quejas y acusaciones contra Uthman. Algunos los corruptores no se contentaban con acusaciones solo, estaban decididos a acabar con él. En el año 35 AH (656 DC) un grupo de insurgentes atacaron la casa de Uthman y lo asesinaron mientras estaba leía el Corán. Fue uno de los eventos más impactantes en la historia temprana del Islam.

Alí (que Alá esté complacido de él) fue persuadido a aceptar la responsabilidad del Califato y todos los musulmanes le juraron lealtad, incluyendo Talha y Zubair bin al-Awwam. Talha y Zubair estaban profundamente consternados por el asesinato de Uthman. Estaban horrorizados y creían firmemente que los asesinos debían ser castigados y que se tenía que hacer justicia. Pero el castigo de los asesinos no fue una tarea fácil en la medida en que el delito no fue el acto de sólo algunos individuos, sino que participaron un gran número de personas.

Talha y Zubair le pidieron permiso a Alí para ir a la Meca a realizar la Umrah. Se reunieron con Aisha, la esposa del Profeta (que Alá esté complacido de ella). Ella quedó muy impresionada cuando se enteró del asesinato de Uthman. Desde la Meca, Talha, Zubayr y Aisha se dirigieron a Basora, donde un gran nْmero de gente se reunía buscando venganza por la muerte de Uthman.

Las fuerzas reunidas en Basora parecían presentar un desafío abierto a Alí. Como el califa de los musulmanes y la cabeza de todo el Estado musulmán, no podía tolerar ningún tipo de insurrección o rebelión armada contra el Estado. Fue una tarea muy difícil e impresionante la que enfrentó! Para hacer frente a la rebelión, tuvo que enfrentarse a sus hermanos, sus compañeros y sus amigos, seguidores del Profeta y su religión, los que a menudo lucharon codo con codo con él contra las fuerzas del politeísmo, aquellos a los que amaba y respetaba.

Las fuerzas que abogaban por la venganza de Uthman y los que apoyan Alí se reunieron en un lugar llamado Kuraybah, cerca de Basora. Alí deseaba evitar la guerra y resolver los problemas por medios pacíficos. Utilizó todos los medios a su alcance para lograr la paz. Se aferró con toda su esperanza a evitar la confrontación. Pero las fuerzas oscuras trabajaron contra el Islam, y lo numerosas que eran, determinaron que los asuntos debían llegar a un final terrible y sangriento.

Alí lloró amargamente cuando vio a Aisha, la "Madre de los Creyentes", en su hawdaj (palanquín) a lomos de un camello a la cabeza del ejército que se acercaba para confrontarlo. Y cuando vio a Talha y Zubair, dos compañeros cercanos al Profeta, en medio del ejército, les gritó llamándolos. Así se acercaron y Alí le dijo Talha, "Oh, Talha, ¿has venido con la esposa del Mensajero de Alá para luchar junto con ella…?" Y a Zubayr le dijo, "O Zubayr, te lo suplico, por Alá, ¿te acuerdas del día cuando el Profeta (que la paz y la misericordia de Alá sean con él) pasó junto a ti y nos encontramos en tal y tal lugar y te preguntó "؟Quieres a Alí?” y tú dijiste "؟Por qué no querría a mi primo y a alguien que sigue mi religión..?"

Alí siguió hablando con ellos y les recordَó los lazos de hermandad y de la fe. Al final, tanto Talha como Zubair se retiraron y no participaron de esta guerra civil. Se retiraron de inmediato al ver la situación desde un ángulo diferente. Pero pagaron la retirada con sus vidas.

Cuando se retiraron, un hombre llamado Amr ibn Jarmouz siguió a Zubayr y lo asesinó cobardemente mientras realizaba el Salah. Talha fue asesinado por una flecha que fue presuntamente disparada por Marwan - un primo de Uthman, que estaba demasiado cegado por la ira y el deseo de vengarse de su pariente para pensar en la posibilidad de evitar la guerra y el derramamiento de sangre entre los musulmanes.

El asesinato de Uthman había convertido esta cita el destino de Talha. No participó en los enfrentamientos y asesinatos que siguieron, que llegaron a ser conocidos en la historia como la Batalla del Camello. De hecho, si hubiera sabido que la fitnah habría degenerado en tan loca amargura y odio, y daría lugar a un resultado tan sangriento, se habría resistido a ello. Él no estaba dispuesto a confrontar a Alí. Simplemente estaba consternado por el asesinato de Uthman y quería que se hiciera justicia. Antes del inicio de la batalla había dicho en una voz ahogada por la emoción: "Oh Señor, por el bien de Uthman, tómame el día de hoy hasta que Te complazcas". Luego, cuando Alí discutió con él y Zubair, y vieron que su posición era la correcta, se retiraron del campo de batalla. Sin embargo, en estas difíciles circunstancias, el martirio fue reservado para ellos.

La Batalla del Camello llegó a su fin. Aisha (que Alá esté complacido de ella), la Madre de los Creyentes, se dio cuenta que había precipitado las cosas y dejó de Basora, hacia la Mezquita Sagrada, y a continuación, a Medina, para distanciarse de los conflictos. Alí le proporcionó en sus viajes todo el bien, confort y honor que le correspondía.  

Cuando los numerosos muertos de la batalla fueron juntados, Alí lideró la oración fúnebre por todos ellos, los que lo apoyaron y los que lucharon contra él. Cuando terminó de enterrar a Talha y Zubair se despidió de ellos con un corazón fuerte, un corazón lleno de ternura y amor. "Espero –dijo en palabras simples y sublimes- que Talha, Az-Zubair, Uthman y estemos entre aquellos de los que Alá ha dicho: “Y purificaremos sus corazones de todo rencor. Serán todos como hermanos, y se sentaron unos enfrente de otros.” Corán, Al-Hijr: 47

Luego miró con ternura y tristeza las tumbas de sus hermanos en la fe, y dijo: "He escuchado con mis propios oídos al Mensajero de Alá decir: "Talha y az-Zubayr, son mis compañeros en el Paraíso!"

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